1. Comprueba el etiquetado y composición de los alimentos antes de comprarlos y consumirlos. Esto es que posea una etiqueta que especifique la ausencia de gluten o una certificación para productos sin gluten. No asumas nunca que un producto no tiene gluten, en caso de duda, contacta con la marca.
  2. Ordena y aísla los alimentos sin gluten, sobre todo si vives con personas no celíacas. Es muy importante que los alimentos libres de gluten no sean contaminados por otros, para ello existen “trucos” como guardarlos en los estantes superiores de los armarios y del frigorífico.
  3. Dedica algunos utensilios de cocina exclusivamente para preparar las comidas sin gluten. Si usas un utensilio o superficie que ha estado previamente en contacto con gluten, se considera automáticamente un alimento contaminado.
  4. Limpia todos los utensilios en caso de que no sea posible que tengas los tuyos propios. Evita materiales porosos.
  5. Usa tablas diferentes para cortar los alimentos. Una buena opción es disponer de dos tablas de cortar de diferentes colores, dejando una de ellas reservada exclusivamente para los alimentos sin gluten.
  6. Establece una zona libre de gluten en la encimera de forma que se evite la contaminación de los alimentos sin gluten.
  7. Convence a tu familia para que se solidaricen contigo y coman sin gluten, así no te tentarán a saltarte la dieta. ¡Existen numerosas recetas sin gluten que pueden gustaros a todos!
  8. Lleva un registro diario de lo que comes para evitar ingestas involuntarias. Además, en caso de padecer síntomas podrás “echar un vistazo” a tu diario de alimentación y detectar el alimento causante del malestar.